1) Ausencia o escasez de lluvias, sobre todo, durante las épocas que le corresponden, por lo que el agua es escasa; 2) Las actividades humanas como la sobreexplotación de tierras agrícolas, el riego excesivo o la deforestación, fomentan la erosión y afectan negativamente a la capacidad del suelo para almacenar y retener el agua. Estos efectos se desencadenan sobre todo a nivel local; 3) Actividades que fomentan el cambio climático y sobrecalentamiento global, tanto las actividades humanas como naturales. Esto provocará aumento de precipitaciones con inundaciones en determinados lugares y períodos de sequía y calentamiento, en otros. Son, por tanto, efectos a nivel global; 4) La utilización en agricultura de productos tóxicos como el amoníaco, aumenta el riesgo de desertización; 5) Períodos irregulares de precipitaciones.