En la década de los 40, eran contadas las revistas que (valga la redundancia) contaban con un buen diseño, Fortune, Vogue, Harper’s Bazaar. Pipe Pineles, quien había colaborado en Vogue en los 30, aportó al diseño de la década siguiente como directora artística de Glamour, Seventeen, Charm y Mademoiselle; cuyas ilustraciones eran encargadas por Pineles a pintores. Su admisión al Art Directors Club de New York fue un hito para la hasta entonces patriarcal asociación de profesionales.