Durante el tiempo que duró el período colonial en América, la Corona española dominó política y económicamente un extenso territorio que abarcó desde baja California hasta Cabo de Hornos, exceptuando Brasil y varias islas del Caribe.
Más allá de los cambios que se produjeron con las reformas borbónicas, hacía tiempo que se estaba configurando en Hispanoamérica un grupo social cada vez más fuerte: los criollos, quienes fueron aumentando no solo su poder económico, sino también mejoraron sus oportunidades educativas a través de la apertura de universidades y los frecuentes viajes de estudios a Europa, lo que, quizás sin saberlo, les ponía en contacto con las ideas liberales de los pensadores de la Ilustración y del enciclopedismo.
Varios hechos históricos durante el s. XVIII pusieron de manifiesto las diferencias existentes entre los grupos locales criollos en contra del dominio español. Si bien cada uno de los antecedentes tuvo sus particularidades regionales, es decir, características propias de las regiones en las que se desarrollaron los hechos, se pueden clasificar en dos tipos de antecedentes: los movimientos o insurrecciones indígenas, y las sublevaciones de los criollos y mestizos.