Please enable JavaScript.
Coggle requires JavaScript to display documents.
Unidad 3: Teología propiamente dicha (doctrina de Dios) - Coggle Diagram
Unidad 3: Teología propiamente dicha (doctrina de Dios)
Doctrina de Dios
Introducción
Las presuposiciones que asumimos con respecto a Dios, determinan fuertemente la interpretación de las demás doctrinas.
La doctrina de Dios se relaciona directamente con el principio articulador (agente articulador, y acción articuladora).
La interpretación de la doctrina de Dios en la teología clásica (catolicismo medieval, protestantismo, moderna) ha estado influida por la filosofía.
Teología clásica: dualismo – Dios es atemporal y separado del mundo temporal.
En teología, todo se relaciona con la doctrina de Dios.
Teología moderna: Panenteísmo.
Pan-en-teísmo. Todo está en Dios. El mundo es parte de Dios aunque Dios es más que el mundo.
Fuentes para el conocimiento de Dios
La Biblia
La Biblia no presenta pruebas racionales para la existencia de Dios.
“Es necesario que el que se acerca a Dios crea que El existe” (Heb 11:6).
La Naturaleza :
No es posible desarrollar una teología a partir
de la naturaleza
No involucra un lenguaje basado en el cual el conocedor puede elaborar un sistema cognitivo.
Existencia de Dios
Argumento ontológico:
Anselmo (1033-1109)
La idea de un Dios perfecto requiere su existencia.
Este argumento asume la noción platónica de las ideas
atemporales
Argumento cosmológico:
Debe haber una causa no contingente de todas las cosas contingentes que existen.
Una cadena de causalidad infinita
no parece concebible.
Debe haber una causa última no
contingente = Dios.
Argumento teleológico:
Argumenta por analogía. Si algo refleja diseño, debe haber un diseñador = Dios.
El lenguaje bíblico para hablar de Dios
Dios es similar a su creación en algunos aspectos pero diferente en otros.
Dios es también capaz de conocer el futuro,
incluyendo las acciones libres de los hombres
Dios no es ni completamente diferente de su creación (punto de vista equívoco), ni es lo mismo que su creación (punto de vista unívoco).
El lenguaje de semejanza o analogía se asume en la Escritura (Gn 1:26-27).
El lenguaje bíblico para hablar acerca del ser humano es teomórfico
Semejanzas y diferencias entre Dios y la criatura humana involucran aspectos cognitivos Razón, (Is 1:18)
Afectivos: Celos, Prov 3:31; Exod
20:5; el celo divino no involucra envidia.
La Escritura también asume que Dios tiene una ubicación
espacial aunque Él es también omnipresente
la omnipresencia de Dios no impide que la Biblia afirme que Dios tiene un aspecto o forma
Atributos divinos:
Eternidad
la eternidad de Dios se describe con términos como ‘olâm o aiōn que se refieren a tiempo o duración largos
En el caso de Dios esa duración es ilimitada: Sal 90:2;
102:12, 24-27; 103:17; Ro 16:27, etc.
Esto implica que hay una eternidad divina que es anterior a
la creación
La temporalidad de Dios, aunque cualitativa y cuantitativamente distinta a la nuestra, hace posible la relación entre Él y sus criaturas.
El tiempo no es un contenedor donde aparecen Dios y mundo a la vez.
La Biblia afirma que Dios no cambia pero tiene emociones. (Inmutabilidad).
Inmutabilidad
Esto no impide que Dios se arrepienta o cambie su curso de
acción en función de su interacción con sus criaturas.
Pero en la Biblia Dios no cambia en el sentido de que sus
propósitos y carácter no varían: Nm 23:19.
Amor e Ira
Las Escrituras declaran que “Dios es amor” (1 Jn 4:8, 16)
Se expresan a través de la creación y del plan de salvación
Cristo es la suprema manifestación del amor divino (Jn 3:16;
Fil 2:6–8).
El significado del amor divino no se entiende por analogía con el amor humano sino por revelación directa de Dios (1 Jn 4:16).
La ira de Dios parece extraña a su carácter (Is 28:21), pero no
es incompatible con su amor.
Dios no desea que nadie se pierda sino que todos se salven
(2 P 3:9).
Pero los que persistentemente rechazan a Dios se convierten
en sus enemigos (Nah 1:2)
La ira de Dios tendrá una consumación escatológica (Mal 4:1).
Trascendencia
La trascendencia de Dios se refiere a su independencia del
universo.
Tradicionalmente, esa trascendencia se ha entendido en
términos de atemporalidad, noción que la Biblia rechaza.
La Biblia rechaza el pan-en-teísmo (que introduce el
dualismo en Dios) y el pan-teísmo.
La trascendencia y la inmanencia divinas se entienden en primer lugar a la luz del escenario de la creación (Gn 1:1; Is 42:5).
La Biblia habla de la trascendencia divina desde el punto de
partida de su inmanencia en el santuario.
Dios es inmanente a su creación en el santuario terrenal y
celestial.
El cielo no es el ámbito de la trascendencia de Dios porque
es parte de su creación.
Dado que hay similitudes entre Dios y su creación, no se
puede decir que su trascendencia es absoluta.
omnisciencia y presciencia
Dios es omnisapiente: “Porque el Dios de todo saber es Jehová” (1 S 2:3).
Dios “sabe todas las cosas” (1 Jn 3:20).
La omnisciencia abarca la presciencia, el conocimiento de las realidades futuras que incluye las libres decisiones de los seres humanos (Dn 2:28; cap. 11).
La Biblia no explica como Dios puede conocer el futuro. Es un asunto que pertenece a la esfera de su trascendencia.
predestinación
La predestinación se refiere al plan de Dios para salvar a
los pecadores.
Dios concibió y determinó el plan de salvación “antes de la fundación del mundo”(Ef 1:4; 1 P 1:20), antes de la existencia de “los siglos” (1 Cr 2:7), “desde el principio” (2 Ts 2:13).
La palabra «predestinación» se refiere a la decisión previa de Dios respecto a su plan de salvación: Hch 4:28; Ro 8:29-30; 1 Co 2:7; Ef 1:5, 11).
La Biblia no identifica predestinación y presciencia (como Calvino). Véase Ro 8:29.
creación
Dios creó todas las cosas (Gn 1; 2; Sal 33:6, 9) por su palabra y sin depender de algo pre-existente que Él mismo no haya creado (Ro 4:17; Heb 11:3).
Esta creación es temporal. Tomó 6 días literales (Gn 1).
Cristo es el agente de la Creación: Col 1:16; Heb 1:2; Jn 1:3.
La creación requiere la constante preservación de Dios: Neh 9:6; Col 1:17; Heb 1:3.
Dios ejecutó su creación en armonía con un plan intratrinitario establecido mucho antes: Pr 8:22-31.
Presencia histórica
Según Canale (p. 135), la inmanencia se da en el sábado (Gn 2:1-3), el santuario (Éx 25:8) y la encarnación (Jn 1:14).
Estos elementos se dan dentro del patrón estructural del
santuario.
La inmanencia de Dios significa que él vive en el mundo. La inmanencia divina se da fundamentalmente en la estructura del santuario que tiene como condición el pacto.
Dios es omnipresente (Sal 139:7-12; Jer 23:23-24), pero su omnipresencia no es incompatible con su ubicación en tiempo y espacio en el santuario: Éx 33:9-11; 1 R 8:13, 30ss.
Dios existe dentro del mundo aunque se distingue de él
(contra el panteísmo y el panenteísmo).
Providencia
Se distingue de la presciencia y la predestinación (Ro 8:28; cf. 8:29, 30).
La presciencia, predestinación y creación son las condiciones necesarias para el gobierno de Dios.
Se refiere al gobierno de Dios del mundo.
La providencia es la implementación, en interacción con la voluntad de sus criaturas, del plan de Dios. Dios implementa su plan históricamente, persuadiendo a sus criaturas y respetando su libre albedrío.
Canale distingue entre actividad providencial indirecta y directa.
Indirecta:
(2) Limitativa: Job 1:12.
(3) Directiva: Gn 50:20 (Dios usa situaciones malas para llevar a cabo su plan salvífico).
(1) Permisiva: Gn 3:8-15; Ro 1:24.
(4) Preventiva: Gn 20:6
Directa:
En la encarnación en el NT.
En la obra del Espíritu Santo (revelación, milagros, conducción de la misión, etc.).
En la elección del pueblo de Dios ya desde el AT.
La extraña obra de la consumación de la ira divina.
El pacto eterno: Gn 9:16 [Noé; renovación del pacto de Gn 3 con Adán y Eva]; 17:7, 13, 19 [Abraham]; 2 S 23:5 [David]; 1 Cr 16:16, 17 [Israel] Sal 105:10 [Israel]; Is 24:5 [pacto sempiterno]; 55:3; 61:8; Jer 32:40; 50:5; Ez 16:60; 37:26, Heb 13:20.
Unicidad de Dios
La naturaleza triuna de Dios se vuelve más evidente a partir de la encarnación de Cristo.
Sin embargo la Biblia afirma tanto en el AT como en el NT la unicidad divina.
Unicidad – AT y NT
“El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es” (Mr 12:29).
“Dios es uno” (Gá 3:20).
“Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es” (Dt 6:4; cf. Gn 2:24).
Características generales de la Deidad
Según Whidden, et al, La Trinidad, Dios es...
(a) personal, pero presente en todas partes en su universo creado (omnipresente – Sal. 139:7-12)
(b) conoce todo (omnisciente – Sal. 139:1-4)
(c) todopoderoso (omnipotente – Mat. 19:26)
(d) desde "el siglo y hasta el siglo" (eterno – Sal. 90:2)
(e) inalterable en su naturaleza y carácter (inmutable – Mal. 3:6)
(f) justo y bueno (bondadoso – Sal. 145:9; 19:7-9)
(g) un ser de amor (amor perfecto, abnegado – 1 Juan 4:8).
Estas características se deben entender a la luz de las presuposiciones bíblicas.
Fórmula trinitaria
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre [gr. ónoma] del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mt 28:19).
Se mencionan tres personas divinas pero consideradas como un solo nombre.
Evidencias de pluralidad en el AT
Gn 1:1-3: La presencia del Espíritu.
Gn 1:26: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”.
Compare Dt 6:4 con Gn 2:24.
Gn 3:22: “Y dijo Jehová: He aquí el hombre es como uno de nosotros...”
La unidad no excluye pluralidad.
Gn 11:7: “Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua...”
Is 6:8: “¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?”
La Trinidad en el Nuevo Testamento
la realidad de la naturaleza trinitaria del único Dios cristiano es una enseñanza bíblica.
En la Escritura Dios ha revelado su naturaleza trascendente como Trinidad: tres Personas divinas distintas que actúan directa e históricamente en la historia y constituyen el único Ser trinitario divino”. TTA, 158.
Referencias trinitarias en el NT
Se destaca el papel salvífico de los miembros de la Trinidad: “Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo” (1 P 1:2).
“La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros” (2 Co 13:14).
Revelación del Espíritu Santo en forma de paloma, palabras del Padre, y presencia del Cristo encarnado: Mt 3:16, 17; Mr 1:10, 11; Lc 3:21, 22; véase 2 P 1:17.
1 Co 12:4-6: “Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo”.
Ef 4:4-6: “Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos”.
La deidad plena del Cristo
Heb 1:1-3: Cristo es «el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su substancia».
Ap 1:12-17. Especialmente v. 17: cf. Isaías 44:6: “Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios” (véase Is 41:4, 44:6; 48:12).
La deidad y personalidad del Espíritu
1 Co 12:11: “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere”.
Ro 8:16: “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de
Ro 8:26: “El Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”.
“La Escritura atribuye otras actividades al Espíritu que son altamente personales o interpersonales: enseñar (Juan 14:26), dar testimonio (Juan 15:26; cf. Rom. 8:16), convencer de pecado, justicia y juicio (Juan 16:8); guiar a la verdad, hablar, oír y decir (v. 13); glorificara Dios, tomando y diciendo (v. 14). Todas éstas indican enfáticamente la naturaleza personal e interactiva de una persona divina”.
Uso de monogenés (único) y protótokos (primogénito)
Protótokos: Cuando se aplica a Jesús, se refiere a una posición de privilegio, honor, dignidad. Referencias: Lc 2:7; Ro 8:29; Col 1:15, 18; Heb 1:6; 11:28; 12:23; Ap 1:5 (cf. Sal 89: 27, 37).
Monogenés: Aplicado a Cristo, se refiere a la singularidad de Cristo como Hijo encarnado. Lc 7:12; 8:42; 9:38; Jn 1:14, 18; 3:16, 18; Heb 11:17 (Gn 22:2); 1 Jn 4:9.