Estas capacidades se ven afectadas, adicionalmente, por las debilidades institucionales. Específicamente, éstas guardan relación con la escasez de recursos disponibles (tanto humanos como financieros) para políticas públicas, la insuficiente capacidad regulatoria, la débil institucionalidad presupuestaria y la falta de coordinación entre distintas políticas macroeconómicas y sectoriales, así como entre diferentes niveles de gobierno