Su muerte fue repentina e inesperada. Dan le avisó a John, quien estaba fuera de la ciudad en ese momento. Rápidamente, John y Margaret cambiaron sus planes y regresaron a San Diego. Dan recuerda: «Llegaron a casa en Rancho, San Diego, fueron hasta donde yo estaba, me abrazaron y me dijeron:
“Te amamos”. Eso fue todo. Nadie pudo haber hecho algo mejor». Luego John habló sabiamente con el hermano de Dan, Len, y dio ánimo en gran manera a su hermana, Jean. Aunque ya han pasado casi diez años, pude notar que Dan
todavía estaba impactado por esa actitud de John.
Recuerdo haber escuchado a John mientras se dirigía a algunos administradores y les hablaba acerca de la importancia de nuestras palabras y de cuándo las decimos. Él dijo …
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