-El discurso orientado al público es la base del diálogo, el objeto y su interlocutor están organizando sus pensamientos en función del lenguaje o la intervención gestual del otro. Los intercambios e interacciones entre nosotros marcarán el tono del diálogo, y debemos esperar a que el interlocutor responda a nuestro discurso para avanzar en nuestro pensamiento.
-Podemos analizar esta forma de discurso en el campo de la educación, todo tipo de comportamiento educativo comienza con un diálogo entre educadores y alumnos que intentan enseñar conocimientos sociales.
-Si el propósito de la educación no es solo difundir los conocimientos que conviven en la mente de los educadores, sino también brindar a los estudiantes la oportunidad de examinar críticamente sus propios conocimientos y los conocimientos transmitidos por los intelectuales. El educador no está dispuesto a cambiar su visión original, en lo que respecta a la igualdad, la relación entre educador y alumno debe ser nivelada.
-Cuando el educador y el alumno se reúnan, el diálogo cultural no comenzará como si fuera una especie de buena voluntad. Empieza cuando nos preguntamos qué tipo de diálogo queremos tener y cuál es la intención del acto educativo.
-Una vez investigados los pensamientos de las personas con las que entablaremos un diálogo, debemos compararlos con nuestras intenciones, sabiendo que puede haber diferencias y contradicciones.
-A través de esta preparación, el diálogo debe partir de la experiencia, referencias sensibles, situaciones, historias, imágenes, lo que Freire llama "codificación", debe ser debatido, discutido es decir, decodificado y estos diálogos ayudará a explorar, primero expresar y recrear entre los participantes, y luego expresar los conceptos que tenemos entre los participantes y los educadores.
-La relación de comunicación que se realiza en la experiencia educativa hará que la cooperación y coordinación entre los participantes en temas no instrumentales produzca cambios en la apariencia y mentalidad, esto está relacionado con su identidad, y tratan de generar “simbólicamente una simetría al interior de relaciones sociales desiguales”