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LAS CONSECUENCIAS ECONÓMICAS DE GEORGE BUSH JR. - Coggle Diagram
LAS CONSECUENCIAS ECONÓMICAS DE GEORGE BUSH JR.
CONTEXTO
En marzo de 2001 la economía estadounidense experimentó una crisis que se prolongó hasta el tercer cuatrimestre de ese año.
La recuperación económica se consiguió mediante: 1) una reducción de la tasa de impuestos que aumentó el ingreso disponible de los consumidores y 2) una mayor flexibilidad de la política monetaria por parte de la Reserva Federal (Fed) que incrementó los precios de los activos de los hogares y alentó al mercado de bienes raíces al disminuir el costo del financiamiento de las hipotecas y de los bienes de consumo durable.
Las corporaciones también aprovecharon las condiciones financieras más permisivas de la Fed. Esto estimuló la demanda agregada y facilitó la recuperación.
CIRCUNSTANCIAS
Pese a que el estímulo oficial a la demanda agregada permitió que la participación de las ganancias de las corporaciones no financieras aumentara a 12% del PIB de ese sector en el primer trimestre de este año.
Después de haber descendido a 7% en 2001 debido a la recesión, la actual recuperación económica no se acompaña de un repunte de la inversión ni del empleo; por ello es llamada la “recuperación sin empleo”.
La emisión neta de bonos de las corporaciones fue negativa en mayo; la tasa de desempleo era 4.1% al inicio de la crisis y alcanzó su valor máximo, 6.1%, en el segundo trimestre de 2003.
Lo que se observa es que la recuperación cíclica de la economía ha traído aparejada la irrupción de un creciente déficit fiscal amén de una profundización del desequilibrio en la cuenta corriente de la balanza de pagos. El primero representa una creciente deuda del gobierno y el segundo deuda externa.
Las autoridades estadounidenses piensan que, dado que la deflación y el riesgo de incurrir en la trampa de liquidez ya quedaron atrás, estos desequilibrios financieros constituyen un obstáculo formidable para el objetivo de la política económica de reanudar el crecimiento sostenido de largo plazo.
EL CRECIMIENTO Y LA BURBUJA DEL MERCADO DE VALORES (1992-2001)
El proceso que condujo a la situación actual fue la naturaleza de la prolongada expansión de la economía estadounidense durante 1992-2001. En este periodo, la economía de Estados Unidos experimentó la expansión más prolongada, pero también la menos vigorosa de la historia de los ciclos económicos desde la Gran Depresión de 1929-1939.
Lo distintivo del auge más prolongado de la historia moderna estadounidense es que se basó en un aumento sostenido de la demanda agregada financiado con deuda externa en condiciones de deflación internacional. Los flujos de capital que financiaron el auge económico fueron intermediados por la bolsa de valores en la forma de deuda privada.
La tasa de inversión declinó durante 1979-1992. Y desde entonces repuntó estimulada por la recuperación de la tasa de ganancia de las corporaciones manufactureras a su vez alentada por el cuantioso déficit fiscal, la devaluación del dólar y la disminución de impuestos a las corporaciones de la era Clinton.
FACTORES IMPLICADOS
El repunte de la rentabilidad del capital en estos años se debió a varios factores: la política de represión salarial de la administración Reagan.
Los efectos comerciales y financieros del Acuerdo del Hotel Plaza (1985) que permitió la devaluación suave aunque sustancial (50%) del dólar en dos años, con ello, un crecimiento de las exportaciones a un ritmo anual de 9.3% en 1985-1997 y un aumento en la inversión manufacturera,
El renacimiento de la rentabilidad de la industria manufacturera propició la difusión de las tecnologías de información y esta difusión facilitó el proceso de adelgazamiento de los procesos de trabajo en las corporaciones, así como la flexibilización de los mercados laborales.
La burbuja Dot-Com (las acciones bursátiles de los sectores vinculados a las ramas de Internet y high-tech) de Wall Street incrementó la riqueza mediante una estrategia de financiamiento Ponzi.
ESPECULACIONES
La euforia que aceleró la burbuja especulativa del período 1992-2000 y que culminaría en la recesionette de 2001, tuvo su fundamento tanto en el espectacular aumento de las ganancias reportadas de las corporaciones, como en la alquimia de la “nueva” contabilidad corporativa.
De acuerdo con datos de las cuentas del ingreso y el Producto Nacional (Nipa), los beneficios de las corporaciones crecieron 8% en promedio anual; el índice Standard & Poor’s 500 establece que el rendimiento promedio anual de cada acción bursátil creció 15% durante el mismo período.
En virtud de la especulación bursátil, en 1999-2000 la razón precio-rendimiento de las acciones alcanzó niveles no vistos desde la víspera del crac de 1929: más de cuatro veces el valor histórico promedio, lo cual no comportaba ninguna relación normal con la rentabilidad del capital de la economía corporativa real, ni era consistente con la media histórica del precio de las acciones bursátiles.
LA RECESIONETTE Y LA INESTABILIDAD FINANCIERA
El problema principal de la economía estadounidense es, consecuencia de la solución a la recesionette. La recuperación económica derivó de un libre estímulo fiscal y una devaluación del índice amplio del tipo de cambio del dólar, lo cual indujo un auge del consumo, la inversión y en menor medida de las exportaciones.
Según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), el déficit público unificado ascendió a 375 billones de dólares en el año fiscal de 2003. En el largo plazo, un déficit fiscal creciente es insostenible porque representa una deuda pública explosiva.
Por otra parte, el déficit de la cuenta corriente (CC) se ha mantenido in crescendo continuamente durante más de diez años; actualmente registra un nivel récord histórico de más de 5% del PIB.
Al igual que el déficit del gobierno, el desequilibrio de la CC es insostenible porque representa una deuda externa creciente, desestabiliza al tipo de cambio, los precios y a la balanza de pagos. El saldo del triunfo sobre la recesión es una gran inestabilidad financiera.
MATICES ECONÓMICOS
Los indicadores económicos más recientes muestran que, en virtud del impacto de la política fiscal expansiva sobre la demanda agregada, la economía “ha realizado impresionantes ganancias de producto e ingreso reales, aunque el progreso en la creación de empleos ha sido limitado”.
El gasto privado fue el motor del auge bursátil y de la expansión económica de 1992-2000; la posición financiera del sector privado se deterioró en 11.5% del PIB, reflejando un aumento extraordinario de la deuda externa, mientras las finanzas públicas mejoraron al pasar de un déficit de más de 5% en 1994 a un superávit de más de 1% a principios de 2001.
Con la recesión de 2001 se redujo el déficit privado y reapareció el desequilibrio fiscal. La relevancia de esto reside en el hecho de que la deuda del gobierno es una de las premisas fundamentales con base en las cuales la Fed programa la política monetaria. De ahí la importancia también de tener un dato preciso del Déficit Fiscal.
EL DEFICIT FISCAL
El DF podría empeorar debido a: 1) las tasas de interés se encuentran en niveles históricamente bajos, mientras que la deuda se halla en niveles históricamente altos.
2) las reducciones de impuestos introducidas durante 2001-2003 podrían convertirse en permanentes si el Congreso no pude derogarlas a más tardar en 2011.
3) la generación que creció con el auge de posguerra (los baby boomers) comenzará a ejercer sus derechos de Social Security y Medicare entre 2008 y 2011, aumentando así la presión sobre las finanzas públicas; 4) el creciente DF tenderá a aumentar las tasas de interés.
¿QUÉ FUTURO PARA EL DOLAR?
Las inconsistencias de las proyecciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso hacen suponer que el DF continuará siendo una fuente de inestabilidad financiera.
Primero, una recesión suficientemente profunda como para absorber el déficit comercial y ajustar la CC o, segundo, una devaluación del dólar de 40%-50% para inducir un efecto comercio (aumento de las exportaciones netas) y un efecto precio (aumento de la competitividad de los bienes comerciables, sobre todo frente a los de los países que ostentan los mayores superávit comerciales ante Estados Unidos
Es probable que el inminente aumento de las tasas de interés afecte los mercados de bonos en forma desfavorable para la posición privilegiada del dólar; en el ajuste suave del dólar tendrían que participar (revaluando sus monedas) las economías de Asia que hasta ahora mantienen registradas sus divisas al dólar y que, a diferencia del euro, se resisten a revaluar frente al dólar.
A buen seguro el FMI y el tesoro norteamericano procurará forzar la revaluación de las monedas asiáticas duras cuyas consecuencias podrían ser imprevisibles. Quizás una mejor opción sería una reflación global.