• Afirma la igualdad de educadores y educadoras en relación con sus educandas y educandos: “nadie es superior a nadie”.
• La humildad es una virtud principal del educador.
• Destaca la importancia de que educadores y educadoras sepan escuchar a educandos y educandas lo que requiere una escucha atenta, verdadera, una disponibilidad permanente en relación con el otro y una serie de virtudes como amor, respeto, tolerancia, humildad, gusto por la vida, apertura a lo nuevo, entre otras.
• Una de las condiciones es “aceptar o respetar las diferencias”.