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Proceso experiencial: comprendiendo al ser humano en primera persona. -…
Proceso experiencial: comprendiendo al ser humano en primera persona.
El proceso experiencial implicado en las decisiones y desarrollo del proyecto de vida de todo ser humano está caracterizado psicológicamente por la forma de vivenciar y valorar la propia experiencia a partir de la relación y contacto con la realidad objetiva.
Deseo y
voluntad
El
deseo
es siempre anterior a la voluntad, no puede haber ninguna acción significativa sin un deseo previo. A través de la voluntad nos proyectamos hacia el futuro, y es el deseo el punto de partida de este proceso.
Si bloqueamos o reprimimos (1) nuestra capacidad de conocer nuestros deseos, (2) de captar el significado implícito en ellos, (3) de resignificar el sentido de los deseos y (4) de transformar conscientemente el deseo, estaremos renunciando a nuestra fuerza vital para afirmarnos de la manera más coherente y consciente posible.
El deseo siempre orienta a la persona hacia la afirmación de algo que necesita a nivel experiencial y considera valioso o importante para su existencia.
Deseo Ciego
Es el deseo que guía a la voluntad, también llamado “impulso” o “necesidad”, debido a que es un deseo fragmentado de la totalidad de la personalidad, con el que se busca no clarificar el significado de la propia experiencia.
Deseo freudiano
Es entendido como una fuerza impulsiva y cautiva, que nace en el pasado y muere en el presente, al exigir ser gratificado sin ninguna pretensión de trascendencia hacia el futuro.
Desear
El desear exige que el ser humano participe de y esté dispuesto a conocer sus deseos, resignificarlos conscientemente y llevarlos a la acción por medio de su voluntad.
Se entiende que para ser capaces de desear debemos primero cobrar conciencia de la orientación de nuestros sentimientos, emociones e impulsos.
Falta de capacidad
de desear
La persona deja de comprometerse con el descubrimiento de sus deseos, dejando así de obtener alguna sensación de bienestar o gratificación consciente.
En consecuencia, la persona se ve obligada a recurrir a medios compensatorios que llenen el vacío y falta de significación creada.
Si se concibe el deseo solo como un impulso ciego que busca gratificación, pronto llevará a la persona a agotar dicha gratificación que produce la consecución de un deseo y, en consecuencia, la persona quedará a las puertas de la saciedad. En este sentido, la persona se verá obligada a buscar nuevos deseos y posibilidades para volver a sentir una sensación de gratificación, creando así un círculo vicioso.
Voluntad
de acción
Es la capacidad práctica de organizarse respecto a la propia experiencia.
Usada de
manera destructiva
Trata de evitar, bloquear o reprimir el acceso a los propios deseos a manera de fuerza de voluntad.
Intentar anular la propia capacidad de dirigir la voluntad conscientemente mediante comportamientos impulsivos o compulsivos,
Pretende erradicar tanto todo deseo como cualquier intención de hacer algo creativo acerca del propio proyecto vital mediante comportamientos apáticos.
Fuerza de
voluntad
Una reacción contra los propios deseos que se mantienen pasivos o reprimidos a la fuerza. La voluntad así empleada se usa para negar el deseo defensivamente, para ir en su contra, tratando de anularlo
Usada de
manera constructiva
Se integra deseo y voluntad conscientemente de manera responsable, coherente y creativa, los cuales son dirigidos hacia fines gratificantes que otorgan sensaciones de bienestar que perduran en el tiempo.
El deseo y la voluntad se producen simultáneamente. Sin la voluntad, el deseo se convierte en un impulso infantil carente de libertad, organización y madurez; pero sin el deseo, la voluntad se convierte en autocontradicción, pierde su vitalidad.
Cuando la integración del deseo y la voluntad no son posibles, se produce la enfermedad. El individuo experimentará incapacidad para desear y para orientar conscientemente dichos deseos en la acción.
Intencionalidad
y sentido
La intencionalidad es
“la estructura que da
sentido a la experiencia”.
Todo individuo, desde sus experiencias infantiles más tempranas, a partir de su relación tanto con el mundo, con los otros y con su propia experiencia, va configurando el significado y la orientación de sus propias vivencias, y conforma la manera de expresar en el mundo aquello que pretende ser.
Implica intereses, decisiones y formas de vivenciar la realidad. El ser humano desarrolla una intencionalidad, aun cuando se actúa de forma destructiva o patológica, ya que lo hace pretendiendo obtener ciertas ganancias afectivas, evasivas, defensivas o compensatorias.
La intencionalidad se puede entender como la totalidad de la orientación o dirección de las decisiones, intereses y proyectos que los seres humanos desarrollan a partir de sus necesidades afectivas principalmente.
Toda intencionalidad está dirigida u orientada hacia un valor que la persona considera primordial o de suma importancia para sí misma. A su vez, cuando la persona logra o es capaz de afirmar un valor, obtiene inmediatamente una sensación de sentido.
Valor se refiere a aquello que es importante o necesario para la persona vivencialmente, indistintamente de si es algo sano o patológico, constructivo o destructivo.
La intencionalidad y el sentido se implican mutuamente: por un lado, la intencionalidad orienta a la persona hacia formas específicas de valorar las situaciones y ante las nuevas posibilidades de sentido, simultáneamente, la intencionalidad se desarrolla a partir de y con base en el proceso de valoración y en el sentido experienciado que se vaya obteniendo. La intencionalidad lleva a la persona a establecer un centro de valores desde el que trata de obtener, alcanzar o preservar un sentido, que en algún grado dé la sensación de organización o coherencia a la experiencia.
La intencionalidad implica
clarificar si la persona utiliza
su voluntad para
Permitirse conocer sus deseos y sus significados.
Evitar contactarse con sus deseos.
Contactarse superficialmente con sus deseos, bloqueando el acceso consciente al significado de dichos deseos.
Tomar decisiones a partir de la afirmación coherente o no de los deseos,
Transformar o no los deseos ciegos en un desear consciente y constructivo, etc.
La conciencia de la propia intencionalidad nos hace coherentes, debido a que muchos seres humanos tienen deseos que desconocen, ocultan o de los que evitan cobrar conciencia, y que sin percatarse de ello, influyen en sus intenciones, y hacen de la voluntad una defensa racionalista ante sus deseos.
Inconsciente
“Aquellas potencialidades para conocer y experienciar lo que el individuo no puede o no quiere realizar”. Se concibe como una experiencia que el ser humano sigue creando o manteniendo en el momento presente con alguna intencionalidad de cara al futuro. Las intenciones y decisiones presentes contribuyen bien sea para abrirse a conocer sus experiencias inconscientes o para contribuir a que sigan permaneciendo inconscientes.
Conciencia
Es un acto de conocer vivenciando aquello que sabe acerca de sí mismo. La conciencia no es tanto el saber acerca de la experiencia, sino más bien la experiencia de saber. Implica y exige la integración del saber racional con el conocer vivencial.