Tras la abolición de la esclavitud en Inglaterra en 1833 comenzó la transición hacia una nueva etapa de dominación, la cual fue posible gracias a nuevas exploraciones y descubrimientos de yacimientos minerales. En este periodo, dos hombres personificaron los esfuerzos que llevarían a la dominación total del continente. Uno de ellos fue David Livingstone, uno de los exploradores ingleses más importantes y afamados del siglo XIX, cuyas excursiones despertaron gran interés dentro de la sociedad inglesa, al demostrarse que África era poseedora de un invaluable tesoro. Las necesidades de alimentos y materias primas que requería la industria europea, en el marco de la Segunda Revolución Industrial, estimularon la emigración a África en la búsqueda de estos recursos.