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El Político y el Científico (Max Weber), Hay dos formas de hacer de la…
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Hay dos formas de hacer de la política una profesión: o se vive (para) la política o se vive (de) la política.
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El periodista siendo una suerte de político profesional tiene ya un pasado apreciable, la figura de funcionario de partido se ha desarrollado en los últimos tiempos.
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La Política significara pues, la aspiración a participar o a influir en la distribución del poder entre los distintos Estados.
o dentro de un mismo Estado, entre los distintos grupos de hombres que lo comparten.
Quien hace política aspira al poder como medio para consecución de otros fines (idealistas o egoístas) o al poder (por el poder).
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La oposición no es en absoluto excluyente. Por el contrario, generalmente se hacen las dos cosas. La transformación de la política en una empresa, determinó la división de los funcionarios públicos en dos categorías bien distintas aunque no tajantes:
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B) Funcionarios políticos: que pueden ser trasladados o destituidos a placer y a quines está atribuido el cuidado de la administración interna en general.
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En último término, no hay más que dos pecados mortales en el terreno de la política:
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1º) Pasión.
cuando decimos pasión hablamos en el sentido de entrega apasionada a una causa, dicha pasion no lo convierte en un polítioco sino estar al servicio de una (causa) y tener esa responsabilidad con su causa para que lo guie en su acción.
3º) Mesura.
La mesura le servirá para saber guardar la distancia con las personas y las cosas que puedan de esa manera afectarlo
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Trotsky dijo, Todo esta fundado en la violencia, pero la vinolencia no es el único, medio que el Estado se vale pero si es su medio especifico
El estado moderno es una asociación de dominación con carácter institucional que ha tratado, con éxito, de monopolizar dentro de un territorio la violencia física legítima como medio de dominación y que, a este fin, ha reunido todos los medios materiales en manos de su dirigente y ha expropiado a todos los funcionarios estamentales que antes disponían de ellos por derecho propio, sustituyéndolos con sus propias jerarquías supremas.
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El auténtico funcionario no debe hacer política, sino limitarse a <<administrar>>, sobre todo imparcialmente.
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Bibliografía: Weber, Max, “La política como vocación” en El político y el
científico, Alianza Editorial, México, 1989, pp. 81-179.