También los enfermos de Galilea, como los de todos los tiempos, se hacían la pregunta que brota espontáneamente desde toda enfermedad grave: «¿Por qué?», «¿por qué yo?», «¿por qué ahora?». Aquellos campesinos no consideraban su mal desde un punto de vista médico, sino religioso. No se detienen en buscar el origen de su enfermedad en algún factor de carácter orgánico; les preocupa sobre todo lo que aquel mal significa. Si Dios, el creador de la vida, les está retirando su espíritu vivificador, es señal de que los está abandonando. ¿Por qué?
Según la mentalidad semita, Dios está en el origen de la salud y de la enfermedad.