Eso que se considera como un "afuera" que da significatividad, que abre posibilidades, que provee recursos, y a la vez limita, discrimina y dificulta los desarrollos institucionales, educativos y las practicas docentes, también es un "adentro", por lo cual la fina línea divisoria se dibuja, perdiendo fuerza una separación que la modernidad intento instalar.
La planificación dejaría de ser un mero tramite administrativo, donde volcar la distribución de contenidos en el tiempo y cumplir con el equipo directivo, para pasar a ser una herramienta que permita pensar, discutir y acordar el posicionamiento ético y político que se asumirá institucionalmente frente a la enseñanza.