Una vez relacionados con un nuevo cuerpo, instrumentos intelectuales y experiencias, las percepciones infantiles de sí mismos se vuelven caducas, y los adolescentes redibujarán sus propios retratos para incluir preponderantemente rasgos psicológicos, sistemas de creencias, y valores sociales y morales (Damon y Hart, 1988).
El adolecente en la búsqueda de su identidad se pregunta así mismo ¿Quién soy? Y ¿Quién quiero ser?, durante este proceso se despegara de sus figuras de autoridad (papa y mama), para después recurrir a imágenes corporales, peinado, vestimenta, adornos, preferencias de ocio, opiniones políticas etc; sigue y hace como a aquellas personas que establece como sus ideales.