En todos los argumentos inductivos, la conexión entre las premisas y la conclusión solo permite suponer, en el mejor de los casos, que si todas las premisas son verdaderas, entonces es probable que la conclusión también lo sea. Si las premisas proveen un apoyo adecuado a la conclusión, es decir, si son verdaderas y e ha analizado un numero suficiente de casos, entonces decimos que es un argumento correcto.