Son formas de considerar como son las personas, con sus relaciones con los demás, con el entorno y el espacio común, dichas concepciones se traducen en formas específicas de actuar que constituyen valores y actitudes que tanto estudiantes, maestros y autoridades deben esforzarse por demostrar en la dinámica diaria de la escuela. Responden a los principios educativos declarados en la Ley General de Educación y otros principios relacionados a las demandas del mundo contemporáneo. Aportan a la formación integral de los estudiantes y a la construcción de una sociedad más democrática, inclusiva, equitativa y solidaria.
Se impregnan en las competencias que se busca que los estudiantes desarrollan.