Cuando se calienta agua en una olla, ésta comienza a calentarse por la parte del fondo que está en contacto con el fuego. Cuando el agua del fondo se calienta, se dilata y se vuelve menos densa, por lo que comienza a subir, mientras que el agua de la superficie, más fría y densa, baja, formándose así las llamadas corrientes de convección, que mantendrán en movimiento el agua mientras haya diferencias de temperatura en ella.