El conductismo, desde sus inicios hasta nuestros días, ha presentado tres grandes vertientes teóricas: el condicionamiento clásico, el cual tiene sus orígenes en los trabajos de J.B. Watson; el condicionamiento operante, propuesto por B.F. Skinner, que ejerció una gran influencia en la Psicología de la post-guerra y, por último, el conductismo socio-cognoscitivo, asociado principalmente a las investigaciones de Albert Bandura. Se referirá este documento solamente a las primeras dos vertientes, que son las que exponen de manera más notoria los fundamentos epistemológicos más estrictos del conductismo.
Condicionamiento clásico
Para una fácil comprensión del condicionamiento clásico es importante prestar atención al siguiente esquema, el cual ilustra el proceso. No obstante es importante adelantar que en esta comprensión es clave tener claridad sobre lo que se denomina la conducta respondiente, que es la base de este modelo explicativo. Toda conducta respondiente es producto de las conexiones específicas entre el estímulo y la respuesta, como es el caso de los reflejos; en otras palabras son conductas automáticas y mecánicas que se desencadenan por estímulos específicos e independientes del emisor de la respuesta.
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El esquema muestra el proceso mediante el cual desde un (RI) Reflejo Incondicionado, y mediante la asociación repetida a un (EN) Estimulo Neutro, se origina lo que viene a denominarse un (RC) Reflejo Condicionado, es decir una Conducta Aprendida. Un Reflejo Condicionado o Conducta Respondiente está formado por un (EI) y una (RI). Luego, el Reflejo Condicionado o aprendido queda formado por un (EC) Estímulo Condicionado y una (RC) Respuesta Condicionada. En la columna de la izquierda el proceso se ilustra conceptualmente, mientras que en la columna de la derecha se ofrece un ejemplo.
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