Así, calentó el caldo hasta esterilizarlo y simplemente esperó: tras varios días, no hubo señales de descomposición, tras lo cual Pasteur procedió a cortar la boca del envase y allí, al poco tiempo, sí se dio la descomposición, demostrando así que los microorganismos provenían de otros microorganismos y que, en general, toda forma de vida proviene de otra forma de vida que le antecede.