el feminismo de la diferencia, que surge como una subdivisión radical del feminismo dentro de la segunda oleada, considera
que el problema no radica en que varones y mujeres sean socializados de forma diferente (ya que, de hecho, se da por supuesto que la diferencia existe), sino en que los varones minusvaloran lo que aportan las
mujeres a la sociedad (la maternidad especialmente), así como aquellos valores que, según estas autoras,
podrían ser considerados típicamente “femeninos”, como la sensibilidad, la intuición, la empatía, la colaboración, etc.