El estalinismo en otros países (principalmente en las décadas de 1930 a 1950), estuvo asociado directamente al alineamiento a las políticas de Moscú y del Komintern. Varios gobernantes de estos regímenes podrían, según los críticos de Stalin, ser considerados "estalinistas", como Mátyás Rákosi en Hungría, Georgi Dimitrov en Bulgaria, Klement Gottwald en Checoslovaquia, Bolesław Bierut en Polonia y Horloogiyn Choybalsan en Mongolia.