El Suprematismo, pues, abre al arte nuevas posibilidades, ya que, al cesar la llamada consideración por la correspondencia con el objetivo, se hace posible transportar al espacio una percepción plástica reproducida en el plano de una pintura. El artista, el pintor, ya no está ligado al lienzo, al plano de la pintura, sino que es capaz de trasladar sus composiciones de la tela al espacio. El suprematismo, que comienza hacia 1915, fue una vanguardia artística desarrollada en Rusia y que tuvo como telón de fondo las turbulencias de la Primera Guerra Mundial y la revolución de ese país ante el régimen zarista, que concluye tiempo después con la instalación de la Unión Soviética.
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