Cuando se reprime la representación no se le permite al afecto expresarse plenamente, sino al modo de una señal, de un amago, un conato; en cambio, si la represión falla, el afecto se expresa intensamente, ya sea adherido a una representación que no le corresponde (falso enlace), como
en la neurosis obsesiva, o mediante su inervación corporal, como en la histeria.