Si la pulsión es orgánica, en ella no opera la represión (aunque pueda ser restringida o sofocada); pero si es una representación (agencia representante) de estímulos endógenos, sí es posible: la represión es un no querer saber, entonces recae sobre las representaciones (imágenes, ideas, pensamientos, palabras), pues busca que dichas representaciones no sean conocidas por el sujeto, que no devengan conscientes o, si ya lo son (por medio del enlace con representaciones-palabra), procura expulsarlas cuanto antes, pues resultarían dolorosísimas o angustiantes.