sus parábolas no tienen una finalidad propiamente didáctica. Lo que Jesús busca no es transmitir nuevas ideas, sino poner a las gentes en sintonía con experiencias que estos campesinos o pescadores conocen en su propia vida y que les pueden ayudar a abrirse al reino de Dios.
Con sus parábolas, Jesús, a diferencia del Bautista, que nunca contó parábolas en el desierto, trata de acercar el reino de Dios a cada aldea, cada familia, cada persona. Por medio de estos relatos cautivadores va removiendo obstáculos y eliminando resistencias para que estas gentes se abran a la experiencia de un Dios que está llegando a sus vidas. Cada parábola es una invitación apremiante a pasar de un mundo viejo, convencional y sin apenas horizonte a un «país nuevo», lleno de vida, que Jesús está ya experimentando y que él llama «reino de Dios».