Según el testimonio de Ana María Jiménez Caro, la paciente llegó con “pésima agudeza visual, porque presentaba unas cataratas hipermaduras en ambos ojos, lo cual impedía realizar el examen de fondo de ojo”, situación que el testigo Britter Armando Laverde Rodríguez calificó de ceguera legal, “por tener una visión inferior a 20/200, antes de las cirugías”.
Se concluyó que la complicación que presentó la paciente/demandante pudo ser resultado de una situación previa a la cirugía.
La sentencia acusada resalta la coincidencia entre lo dicho por peritos y testigos “La causa no es suficientemente clara”.