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LUCHA Y VICTORIA DEL CRISTIANISMO - Coggle Diagram
LUCHA Y VICTORIA DEL CRISTIANISMO
El único auxilio en la tribulación es la fe en la palabra. Esa fe puesta a prueba, se
asemeja mucho a la desesperación.
Cuando llega el momento en que la fe debe demostrar
la fuerza que tiene, resulta ser la cosa más débil que existe
Pero luego cae sobre los discípulos una incapacidad tal de creer que
ya no sienten en su corazón otra cosa que incredulidad y desesperación.
Y no obstante, esa fe pequeña y débil, que es más bien incredulidad y desesperación,
adquirirá una fuerza tal que derribará a aquel gigante.
Sólo en la lucha, la fe revela lo que en verdad es.
Esto es el primer aspecto de la fe; y el que quiera crecer en ella, tómelo bien en cuenta,
para que aprenda a fondo ese difícil arte.
"Ya no puedo creer", dices
entonces. No digas así; antes bien, di
En la segunda hora empero di: "Es verdad, siento que mi fe se parece mucho a la incredulidad; más aún, se comporta como si estuviese a punto dé caer en desesperación.
Si persevera en la palabra, la desesperación y la
incredulidad y la tempestad tendrán que abandonar el campo de batalla
Por el contrario: si la fe, por más débil que sea, se aferra a la
palabra, ni la desesperación ni el desaliento ni la incredulidad podrán dañarnos.
La fuerza de la fe radica en Cristo, no en los cristianos. La fe en la palabra, no en el
propio sentir, hace que seamos cristianos.
. Por ahí llaman "cristiano" a uno que va vestido de un hábito gris
como los monjes; y posiblemente creas que este tipo de cristianismo sería digno
Así miden a los cristianos según sus obras y méritos y su coraje.
Por lo tanto, no te juzgues a ti mismo por lo que sientes o por
lo que tu corazón te dice acerca de ti
Si a pesar de esto se llaman cristianos, es porque
claman: “¡Señor, ayúdanos!" Por eso son cristianos.
La fe necesariamente está expuesta a conflictos. Donde está Cristo y su evangelio,
aparecen disturbios.
El segundo factor que debe llamar nuestra seria atención es el hecho de que la tempestad
se levanta en el momento preciso en que Cristo y sus discípulos se hacen a la mar.
Es justamente al revés: si aceptasen el evangelio, y nadie se le opusiese, seguiría
reinando la paz.
Él en cambio declara: "No he venido para traer paz, sino espada y fuego".
Cualquier bellaco quisiera que se pasen por alto sus acciones vituperables
El que
levanta la tempestad es Satanás, enemigo de la barca y enemigo del que navega en ella.