Las respuestas de los niños a un evento traumático ocurren en dos etapas:
1) susto, incredulidad, negación, dolor y alivio si sus seres queridos no resultaron dañados
2) varios días o semanas después, regresión en el desarrollo y señales de malestar emocional, como ansiedad, temor, retraimiento, problemas del sueño, pesimismo acerca del futuro y juego relacionado con los temas del evento.