Díaz, atrapado en una tormenta por 24 horas, había intentado hacer llamadas con su teléfono celular, pero descubrió que sus minutos prepagados se habían agotado. Basto, con su oportuna llamada, intentaba en un principio sólo venderle más minutos. Sin embargo, una vez en el teléfono, ella y sus compañeros de trabajo sostuvieron una larga conversación con Díaz para mantenerlo despierto y evitar que sufriera de hipotermia, hasta que llegara el equipo de rescate.