Cuando persigue a una mujer, realmente arde en deseos por ella; la víctima lo siente y hierve a su vez, aun a pesar de sí misma. ¿Cómo podría imaginar que él es un seductor desalmado que la abandonará, 6Íendo que ha afrontado tan fervientemente todos los peligros y obstáculos para conseguirla? Y aun si ella está al tanto de su pasado deshonroso, de su amoralidad incorregible, eso no importa, porque también conoce su debilidad. El no puede controlarse; más aún, es esclavo de todas las mujeres. Por consiguiente, no inspira temor. El libertino apasionado nos da una lección simple: el deseo intenso ejerce un poder perturbador en una mujer, como el de la presencia física de la sirena en un hombre
te hace parecer incapaz de controlarte, muestra de debilidad que agrada a una mujer