El legado de John Locke es de un valor incalculable, ya que dejó grandes aportaciones en diversos campos: político, religioso, moral, económico o epistemológico. Su teoría del conocimiento, frente al racionalismo, consiste en una defensa a ultranza de la percepción como única vía de conocimiento, tanto la percepción externa, mediante la sensación como la interna, a través de la reflexión, que es la actividad propia de la mente.