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La Democracia y los Sofistas, 20, 21, 22, 23 - Coggle Diagram
La Democracia y los Sofistas
La filosofía adquirió gran importancia cuando los atenienses, en el siglo V a. C., instituyeron la democracia.
En la democracia ateniense los ciudadanos se gobernaban a sí mismos y gobernaban todos,pero no todos los habitantes de Atenas tenían la condición de ciudadanos.
Solo los varones libres.
Las mujeres libres, los extranjeros y los esclavos de
ambos sexos no eran ciudadanos.
Para ser ciudadano había que ser varón hijo de padre y
madre atenienses.
Los extranjeros o metecos eran griegos no atenienses procedentes de otras polis.
Eran ricos y se establecían en Atenas para dedicarse a diferentes actividades.
Gozaban de prestigio social, pero no se les concedió ningún derecho político ni ningún derecho de propiedad.
La sociedad de cada polis estaba formada por aristócratas o nobles, el pueblo, llamado demos, y los esclavos.
Los nobles eran libres, ricos y vivían en el ocio; poseían tierras y esclavos que trabajaban para ellos.
Los miembros del demos eran libres y generalmente pobres, no eran propietarios de tierras ni de esclavos y trabajaban en la agricultura o desempeñando oficios para subsistir.
Los campesinos tenían que pagar a los aristócratas
por ocupar la tierra que cultivaban, y cuando no podían hacerlo se convertían en esclavos.
Los sofistas, figuras importantísimas de la democracia antigua, eran extranjeros que se
establecían en Atenas.
Educaban a los ciudadanos, dotándoles de las herramientas
necesarias para desenvolverse en ese sistema político.
Esta educación funcionaba en sociedades aristocráticas, donde se considera que la virtud cívica o capacidad de ser un buen ciudadano.
Los sofistas transformaron radicalmente esta concepción y práctica de la educación.
En su mentalidad la virtud cívica no se adquiere porque se hereda sino porque se aprende.
Enseñaban en la calle, no en las casas, a todo aquel que
quisiera aprender, y cobraban por sus servicios.
Los sofistas enseñaban a sus clientes cultura general y elocuencia, es decir, el arte de hablar bien, denominado, como dijimos, retórica u oratoria.
La retórica consiste en argumentar la propia opinión y en descalificar con argumentos las opiniones contrarias.
No busca la verdad sino la persuasión.
Los sofistas creían que no existe una verdad sino distintas opiniones acerca de las cosas, y que la palabra sirve para fundamentar, defender y desechar opiniones.
Los sofistas no creían que el bien y el mal sean universales, es decir, únicos, absolutos e iguales para todos.
Esta postura ética se denomina relativismo moral y se
opone al dogmatismo moral, que considera que el bien y el mal son universales.
Creen que los valores morales son los mismos para todos fundamentan el bien y el mal en la religión, la ciencia, la tradición o el modo de ser de las cosas.