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LA CONSTITUCIÓN DEL SUJETO, María Macías - Coggle Diagram
LA CONSTITUCIÓN DEL SUJETO
Necesidad, Demanda y Deseo
Freud presenta un esquema que rige 1 a búsqueda de placer. A partir del llanto del bebé por una necesidad desconocida para el observador, y dado su desvalimiento inicial que le impide realizar el movimiento que elimine esa vivencia de displacer, interviene una acción específica exterior de un «Otro primordial» que permite que se constituya la primera «vivencia de satisfacción» y posibiliti que desaparezca esa necesidad indeterminada
El niño esperll la reaparición de ese objeto primario de satisfacción que permita apaciguarlo. Pero entre la satisfacción obtenida Y. la anhelada existe siempre una diferencia que ~e denomina
el deseo
El objeto está perdido por estructura; es decir, el objeto está perdido desde siempre, esto permite poner en marcha el movimiento propio de la pulsión.
Define a la demanda como «la significación de la necesidad ... que proviene del Otro en la medida en que de él depende que la demanda sea colmada»
La demanda como tal es una articulación de la cadena significante. La necesidad queda apresada en la red significante como sentido del Otro, que traduce la incidencia de lo siinbólico sobre lo real. Su más allá es el deseo como metonimia for1nulado por la demanda: «El deseo se produce en el niás allá de la demanda»
«la de1nanda incondicional de la presencia y de la ausencia» 7. La demanda de amor busca los signos de presencia del Otro todopoderoso en forma incondicional. El Otro primordial~ representado eventualmente por la madre, al responder a esta demanda lo reconoce como faltante en tanto que ella mismi es confrontada a la falta
Ante la emergencia de la necesidad, se presenta la madre como el Otro primordial que tiene el poder discrecional de responder o no
Los tres tiempos del Edipo
Primer tiempo
El niño se identifica con el objeto de deseo de Ja tnadre, el falo
La madre representa también al objeto primordial, Das Ding, goce perdido por la acción de lo simbólico.
El niño se identifica con la imagen ideal que le ofrece la madre, y constituye su yo
. Se trata de «Ser o no ser» el objeto de deseo de la madre.
Segundo tiempo
Se produce la inauguración de la simbolización
El hecho de pronunciar una palabra para nombrar a la madre indica que ya está simbolizada. No es sólo un objeto primordial sino que se volvió un símbolo
La simbolización introduce una mediación del lenguaje en la relación madre-hijo.
Se trata de la oposición de dos fonemas, prototipo de la entrada en la estructura del lenguaje
La observación de Freud termina con el niño jugando frente al espejo y repitiendo F ort-Da. Esto permite ver el enlace entre lo imaginario y lo sin1bólico.
Lacan toma esta oposición como el paradigma de la simbolización primordial, en el .Sen1inario XI termina por indicar que el objeto arrojado por el niño lo representa a é1 mismo.
Tercer tiempo
Se caracteriza por el declive del Edipo: el niño pasa de ser el falo de la madre a la problemática de tenerlo
El varón encuentra un sentido a su órgano identificándose al padre como el que tiene el falo: recibe la promesa fálica de que, como el padre, también recibirá el falo; puede acceder sobre la base de aceptar no serlo. La niña se confronta al Penisn.eid y tramita de distintas maneras su falta en tener: a través del parecer (mascarada), de la maternidad, y del llacerse amar correspondiente a la demanda de amor dirigida al partenai re.
La metáfora paterna y sus variaciones
La madre no es una función: introduce a lo simbólico a través de la inscripción de la alternancia presencia-ausencia, del Fort-Da
El padre actúa por su nombre produciendo en el lugar del Otro un efecto de significación fálica
Todo padre es adoptado. El padre adopta a su hijo al reconocerlo como propio; el niño adopta a su padre al consentir a Ja acción de su ley.
Neurosis
7 El síntoma del niño no representa la verdad del discurso de la madre, sino sólo en su articulación al padre; es decir, incluye la acción de Ja n1etáfora paterna.
El síntoma del niño se vuelve su «respuesta» frente al discurso conyugal
Psicosis
El niño ocupa el lugar de objeto en el fantasma materno --·según la indicación de Lacan- ; el Nombre-del-Padre está forcluido y el niño que.da identificado al objeto de goce del fantasma de la madre. A nivel del grafo queda inscrito en el lugar del fantasma: $ <> a.
Perversión
El niño es identificado por la madre con el falo, por lo que la falta queda obturada. El niño se vuelve instrumento del goce del Otro, no hay metáfora sino goce ligado al falo.
Alienación y separación
El lugar original del sujeto como vacío está recortado por el significante que precede a su nacimiento
puro vacío del que emerge y significante con el que se representa frente a otro Significante. El sujeto, en comunidad topológica con el inconsciente y .el deseo; se ubica en el intervalo de la cadena significante, en su hiancia
Del Otro primordial emerge la insignia que constituye el Ideal del yo, sostén de las identificaciones del sujeto.
El sujeto no «se hace significante» ~'º? que «Se hace objeto». Allí se sitúa el objeto a, parte externa del Otro.
¿Puede perderme?
.. es comoobjeto a del deseo, corno lo que ha sido para el Otro en su erección de vivo, como el wanted o el unwanted de su venida al inundo, como el sujeto está llamado a renacer para saber si quiere Lo que desea ... ».
La anorexia mental
El deseo surge por la diferencia que se instaura entre la necesidad y la demanda. El rechazo del dejarse alimentar protege al sujeto de la desaparición de su deseo, a causa de su aplastamiento por la satisfacción de la demanda.
«El objeto a es algo de lo cual el sujeto, para constituirse, se separó co1no órgano. Vale corno símbolo. de la falta ... A nivel oral, es la nada, por cuanto el sit;jeto se tlestetó de algo que ya no es nada para él. En la anorexia 111.ental, el niño co1ne esa nada».
En el caso de anorexia en niños pequeños nos volvemos a encontrar con un síntoma articulado en una estructura. Los niños psicóticos pueden ser anoréxicos como parte de los trastornos correlativos a la falta de constitución de un cuerpo: faltan los agujeros, tampoco experimentan la necesidad de comer puesto que el cuerpo está mortificado sin el efecto «viviente» que otorga la significación fálica.
María Macías