La segunda razón por la que OSI nunca tuvo éxito fue que tanto el modelo como los protocolos tienen fallas. La opción de siete capas era más política que técnica, además de que dos de las capas (sesión y presentación) están casi vacías, mientras que otras dos (enlace de datos y red) están demasiado llenas. El modelo OSI, junto con sus correspondientes definiciones y protocolos de servicios, es muy complejo. Si se apilan, los estándares impresos ocupan una fracción considerable de un metro de papel. Además son difíciles de implementar e ineficientes en su operación. Además de ser incomprensible, otro problema con el modelo OSI es que algunas funciones como el direccionamiento, el control de flujo y el control de errores, vuelven a aparecer una y otra vez en cada capa.