Entre los primeros se pueden mencionar la edad, la raza, el estado socioeconómico, las condiciones sistémicas como el nivel hormonal, el embarazo, los anticonceptivos orales, el estrés, el tabaquismo, la diabetes, la osteoporosis, el HIV, la leucemia, la neutropenia, la hipofosfatasia, los desórdenes genéticos con traducción clínica como el síndrome de Down, el síndrome de Papillon-Lefevre, o sin traducción clínica, como las enfermedades del sistema inmune.