Además de esta argumentación, Platón añade una analogía para representar la constitución tripartita del alma, a la cual llamó " El mito del carro alado", presentado a continuación:
El alma es como un carro de caballos alados y un auriga que forman una unidad. Ahora bien: Los caballos y aurigas de las almas de los dioses son todos buenos y de excelente linaje; los de las otras almas, sin embargo, son mezclados. Nuestro auriga gobierna a la pareja que conduce; uno de sus caballos es bello y bueno y de padres semejantes, el otro es lo contrario en ambos aspectos. De ahí que la conducción nos resulte dura y dificultosa. Platón, Fedro, 246 a)
El auriga representa todas las tendencias nobles que solemos tener, y que se encarga de dirigir el conjunto hacias sus metas, el otro caballo, el que es totalmente diferente al caballo bueno, representa las tendencias materialistas que los humanos tenemos.