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Vivir y convivir en grupos humanos cada vez más heterogéneos.
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Vivir y convivir en grupos humanos cada vez más heterogéneos.
La segunda competencia fundamental para el ciudadano de la era digital refiere a la capacidad para funcionar en grupos sociales heterogéneos.
Los seres humanos dependemos desde siempre de los lazos sociales que establecemos con los demás. En la época actual caracterizada por la globalización e interdependencia, los poderosísimos movimientos migratorios y la constitución multicultural de las sociedades, se incrementa la diversidad social e individual y se requiere el desarrollo también individual y grupal de competencias que impliquen saber y querer convivir y funcionar en diferentes grupos humanos con mayor o menor grado de heterogeneidad.
Respeto, comprensión y empatía
- La empatía puede considerarse la capacidad para ponerse en el lugar de los otros y de identificarse con sus experiencias emocionales.
- La compasión por su parte puede entenderse como la tendencia a manifestar la presencia emocional ofreciendo cariño, afecto, ternura y amabilidad.
- La tolerancia significa una resistencia a la tendencia individual habitual a despreciar y juzgar negativamente lo ajeno, puede implicar una cierta actitud de indiferencia, mientras que la cooperación implica valorar las diferencias como tesoros que enriquecen a la comunidad.
- Dado que nuestras emociones se expresan en nuestro cuerpo, en nuestros músculos, posiciones y gestos, nuestras neuronas espejo captan visualmente los sentimientos de otros, lo que permite sentir con ellos y ponernos en su lugar.
- Hemos nacido para la empatía y la cooperación, podemos confiar en los demás porque somos capaces de leer sus emociones. Aprendemos desde muy pequeños a leer las intenciones ajenas y nacemos preprogramados para desear compartir con los demás los estados
psicológicos, experiencias, acciones, intenciones y sentimientos.
- A la edad de cinco años ya se han delimitado en cada niño las tendencias iniciales a definir la amistad y la hostilidad de individuos y grupos, amor y odio. La construcción de comunidades abiertas, amigables y respetuosas, no solo en las disposiciones explícitas proclamadas, sino en las prácticas cotidianas y en las intenciones soterradas, condiciona el desarrollo de las tendencias de amistad y cooperación en los ciudadanos en formación.
- La familia nos enseña, por lo general, a querer lo propio, pero no lo ajeno, lo diferente, lo extraño, tampoco los medios, las pantallas, ni la calle. Esta competencia básica, por tanto, tiene que cuidarse y mimarse en la escuela.
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Compromiso con la ética, la política y la justicia social
- Un sentido de pertenencia a una comunidad que nos protege, con unas reglas de juego que amparan derechos y relaciones de todos y cada uno de sus componentes considerados iguales. Una mínima igualdad de oportunidades, una sociedad de derecho, de justicia social que permite, a todos, sentirnos miembros respetados y respetables de dicha comunidad.
- Es vital que como ciudadanos y profesionales nos esforcemos por ser responsables, por hacer lo correcto,
incluso cuando va en contra de nuestro propio interés inmediato. La responsabilidad social implica que las acciones individuales pueden tener una amplia influencia e impacto social. Tanto en la interacción presencial como en la interacción digital los individuos deben asumir la necesidad de compartir ciertas normas y reglas de juego.
- Se puede afirmar con GARDNER (2005) que todas las sociedades conocidas defienden las virtudes de honestidad, integridad, lealtad, justicia. Ninguna, al menos explícitamente, alaba la falsedad, deshonestidad, deslealtad, desigualdad. No obstante, en la práctica muchas de estas actitudes denostadas en la teoría son claramente sancionadas y legitimadas cuando los valores se confunden con los beneficios.
- La educación formal, al menos en occidente, ha jugado un papel muy importante en el exilio de los sentimientos.
Capacidad para pensar, vivir y actuar con autonomía
- Capacidad y voluntad para defender y afirmar los propios intereses y derechos, asumir las responsabilidades y compromisos que se derivan de la libertad y comprender las posibilidades y límites del propio quehacer.
- Capacidad y voluntad para formar y desarrollar el propio proyecto de vida que incluye el ámbito personal, social y profesional, comprendiendo la ubicación y el rol de cada uno en su escenario vital cercano y sus relaciones con el macroescenario del contexto globalizado que nos envuelve, así como comprender y repensar la propia y compleja identidad personal
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Estimarse, aprender a quererse.
- El desarrollo de la personalidad autónoma en el mundo abierto, cambiante e incierto del aprendizaje en la era digital requiere además del conocimiento de sí mismo, la autoestima y la autorregulación.
- La autodeterminación requiere autonomía, competencia y propósito. Buscar y ayudar a desarrollar un enfoque creativo, positivo e innovador del propio proyecto vital. La construcción de dicho proyecto se encuentra estrechamente vinculada al ― estado d e fluidez ‖, de implicación personal, es decir el estado de armonía y correspondencia óptima entre lo que uno desea y lo que puede hacer.
- La educación debe ayudar a que cada individuo encuentre y desarrolle su ―elemento‖, su pasión, es decir, que construya su personalidad elegida sobre aquello que más le satisface y entusiasma, de modo que se implique con alma y cuerpo porque ama lo que hace. Las maestras y maestros más comprometidos y los pedagogos más relevantes, a lo largo de la historia, desde MONTESORI a FREINET, siempre han defendido las expectativas positivas, siempre han confiando en las posibilidades educativas de todos los seres humanos, si los docentes somos capaces de encontrar el elemento, la pasión, los talentos e intereses de cada sujeto y los métodos y contextos pertinentes para su desarrollo.
Autodeterminación, singularidad y personalización
- La autodeterminación supone tomar las riendas del propio desarrollo, potenciar las fortalezas y superar las debilidades, construir progresivamente el propio complejo y cambiante proyecto vital. Para evitar confusiones no deseadas pero habituales, conviene diferenciar la autonomía de la independencia.
- Autorregularse requiere la capacidad de aprender a aprender. Ya no se trata simplemente de aprender determinado cuerpo de conocimientos e informaciones sino de aprender los mecanismos, las operaciones, los procedimientos que permitan actualizar nuestros conocimientos, habilidades, actitudes y valores a lo largo de toda la vida.
- En el proyecto personal cada individuo debe tener en cuenta que podemos desarrollar múltiples talentos, múltiples inteligencias (GARDNER, 2005), de manera diferenciada y singular. Poseemos varias y relativamente autónomas facultades intelectuales y diferimos unos de otros, por razones genéticas y sobre todo experienciales, en la concreta combinación de dichas inteligencias.
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*María Fernanda Meza Ramírez.
9° Cuatrimestre.
Profesor: Alfredo Vivas Valeriano.
Fecha: 12 de Junio de 2018.*