En un estudio realizado se mostró que el número de personas que fueron diagnosticadas de trastorno depresivo mayor se habría incrementado un 19.4%, la distimia un 10.8%, el trastorno de ansiedad generalizada habría aumentado un 8.4%, los ataques de pánico un 6.4%, los diagnósticos de trastorno somatomorfo un 7.3% y los problemas relacionados con la dependencia del alcohol un 4.6%. La incidencia de los trastornos de la alimentación, en cambio, habría aumentado muy levemente, apenas un 0.15% gracias a la inflación.