«Dos principales fuerzas que han desgastado la autoridad del sujeto humano en la reflexión contemporánea son, por un lado, la multitud de problemas que surgen al definir la autenticidad del sujeto y, por otro, el desarrollo de disciplinas como la lingüística y la etnología, que dramatizan la anómala, desafortunada e incluso insostenible posición del sujeto en el pensamiento»