--Conocer quienes son nuestros oyentes o interlocutores, los participantes en una interacción, sus rasgo de edad, nivel sociocultural, sexo, modo de vida, sus expectativas y la atención a sus reacciones son aspectos primordiales de la adecuación discursiva.
--Un gesto, una mirada, un movimiento, una posición de los brazos o de las piernas, un sonido, etc, pueden ser indicadores de aburrimiento, de desconexión, de falta de atención, de compresión.
--Para hablar bien es preciso preparar bien lo que se va a decir y seleccionar los contenidos que se desean transmitir según el tiempo que nos marca la organización o el sentido común.