El gobierno de la comunidad de la cultura maya recaía, en el linaje principal, que monopolizaba las tareas administrativas y, sobre todo, las religiosas. Los descendientes del antepasado fundador eran verdaderos dioses vivientes que ostentaban el mando político, económico, judicial y militar de la comunidad; y como tales tenían derecho a ceder a sus hermanos y sobrinos los cargos políticos de mayor responsabilidad.