La fuente de información se corresponde, en este modelo, con una medida de la
complejidad, a partir del repertorio de señales de que se dispone en la fuente. Puede ser de
diversos tipos, por ejemplo, la secuencia de letras para el sistema del telégrafo.
Un transmisor, término que puede aplicarse tanto al emisor como al aparato encargado de la
transmisión de señales.
El mensaje es "un posible comportamiento" concreto del sistema, si se considera que su
probabilidad está en función del conjunto de alternativas (combinaciones del repertorio de
señales) para dar lugar a un número calculable de mensajes diferentes.
Un canal o conducto físico por el que circulan las señales y que posee una capacidad
determinada respecto de la naturaleza de las señales que pasan a través de él.
El ruido, entendido como señales ajenas a la fuente y que interfieren en el proceso de
transmisión‐recepción.
Un receptor, que se aplica al aparato que recibe las señales (o a un receptor) y las
descodifica, traduciéndolas a otro sistema, a veces de naturaleza distinta al de la emisión. Y,
finalmente, un destino, concepto que se refiere al punto final de un proceso unidireccional
de información, que tiene la finalidad de verificar la fidelidad de la transmisión.