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Generación del Verbo: “Per modum intellectus” (Explicación de la analogía…
Generación del Verbo:
“Per modum intellectus”
Agustín intenta explicar el
misterio de la tripersonalidad
del único Dios, a partir del
hombre en cuanto entidad
espiritual, como imagen.
El alma, imagen de Dios, en sus
tres aspectos: mens, notitia et amor.
Así el hombre es capax Dei.
El hombre en el acto de entenderse
y amarse a sí mismo, es reflejo fiel
de la vida íntima de Dios.
Aquí se ofrece el fundamento de
la antropología agustiniana, donde
las cuestiones centrales son:
Las personas y las relaciones;
Imagen óntica, psicológica
y trinitaria del hombre.
La tesis inicial, respecto al Hijo es
que la generación del Verbo acontece
per modum intellectus
El Hijo procede del Padre
por generación espiritual,
según la operación
del entendimiento.
Engendrado
Al ser Padre e Hijo de la misma
substancia, la procedencia por
generación implica igualdad de substancia.
La generación, con respecto al concepto
de origen, añade la comunicación de la
misma substancia por una acción vital
del que engendra.
Según la operación
del entendimiento
En la Sagrada Escritura se nos
insinúa que el Hijo procede del
Padre por una generación mental,
intelectual, tal como nos dice el
mismo nombre Verbo.
Pero San Agustín da a esta doctrina
una nueva dimensión y alcance
Explicación de la analogía
“per modum intellectus”
Agustín busca en nuestra alma
la imagen más perfecta de la
Trinidad y la encuentra en la tríada
de potencias: memoria, entendimiento
y voluntad.
Y reflejan mejor la vida de Dios
si se las considera en acto:
mens, notitia, amor
El Padre (mens), al conocerse a
sí mismo, forma una idea, verbum
mentis (notitia), imagen perfecta de
sí mismo, distinta de él pero inmanente.
Es una generación espiritual (ad
modum prolis) producida por el acto
del entendimiento.
El Hijo procede de la acción eterna,
vital, intelectiva del Padre, el cual le
comunica su misma naturaleza
por eso el Verbo
procede del Padre
a modo de entendimiento
Hay que recordar que: memoria,
entendimiento y voluntad, están
en el hombre, ellas no son el hombre.
Mientras que en Dios: El Padre,
Verbo, Amor, no son de Dios, sino Dios.
Estas tres prerrogativas son propias
a cada una de las personas divinas.
El Padre no piensa por el Hijo
y ama por el Espíritu.