“Y es que por la virginidad del paisaje, por la formación, por la ontología, por la presencia fáustica del indio y del negro, (…) por los fecundos mestizajes que propició, América está muy lejos de haber agotado su caudal de mitologías”.
“Lo maravilloso comienza a serlo de manera inequívoca cuando surge de una inesperada alteración de la realidad (el milagro) de una revelación privilegiada de la realidad, de una iluminación inhabitual o singularmente favorecedora de las inadvertidas riquezas de la realidad, de una ampliación de las escalas y categorías de la realidad, percibidas con particular intensidad en virtud de una exaltación del espíritu que lo conduce a un modo de “estado límite”. Para empezar, la sensación de lo maravilloso presupone una fe”.