Para convertir la bauxita en aluminio, en primer lugar se muele el mineral y se mezcla con cal viva y sosa cáustica. Después se calienta la mezcla en recipientes a alta presión, en los que por efecto de la sosa cáustica precipita el óxido de aluminio. Una vez eliminada el agua, queda un polvo blanco, denominado óxido de aluminio o alúmina.
Posteriormente, el óxido de aluminio se convierte en aluminio mediante un proceso de reducción electrolítica, conocido como fundición