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La traición del Estado en Planeta de ciudades miseria Davis Mike…
La traición del Estado en Planeta de ciudades miseria
Davis Mike
Es posible aventurar una periodización aproximada que recoja las principales tendencias y los momentos decisivos en la urbanización mundial de la pobreza.
Antes de considerar por qué las áreas urbanas hiperdegradadas de estas ciudades crecieron tan rápidamente en la segunda mitad del siglo xx, es necesario entender por qué lo hicieron tan lentamente en la primera mitad.
La mayoría de las actuales megaciudades del Sur Global comparten una misma trayectoria: un ritmo de crecimiento relativamente lento o incluso retardado, y a continuación una brusca aceleración en las décadas de 1950 y 1960 donde se produce el aumento de una emigración rural que se refugia cada vez más en periferias urbanas miserables.
A comienzos del siglo xx, el traslado masivo de la pobreza rural a las ciudades se evitaba con los equivalentes
políticos y económicos de un muro protector alrededor de la ciudad. Tanto la entrada en la ciudad como los derechos a una ciudadanía urbana se negaban sistemáticamente a la población rural.
Mantener a los campesinos fuera
Evidentemente, el primer muro fue el colonialismo
europeo. En las ciudades coloniales británicas del sur y del este de África la población nativa carecía del derecho a la propiedad de terrenos urbanos así como al de residencia permanente en las ciudades.
La emigración hacia las ciudades se controlaba mediante
visados de tránsito, mientras que las ordenanzas sobre vagabundos eran un freno para el trabajo informal.
El apartheid llevó este sistema hasta su expresión más descarnada. Sudáfrica se levantó sobre los cimientos del racismo colonial. Su legislación de la posguerra no solo criminalizaba la migración urbana, sino que amparaba el desahucio brutal de comunidades de color que históricamente habían vivido en el interior de las ciudades
A pesar de su oposición al agrupamiento de los nativos en grandes asentamientos urbanos, los británicos fueron probablemente los mayores constructores de áreas urbanas hiperdegradadas de todos los tiempos. Su política africana obligó a los trabajadores locales a vivir en chabolas en los límites de ciudades segregadas y restringidas
En India, Birmania y Ceilán, su negativa a desarrollar la
sanidad o a proporcionar mínimas infraestructuras a los barrios de población nativa fueron el origen de una elevada mortalidad debida a las epidemias (plagas, cólera, gripe) de principios del siglo xx creando inmensos problemas de miseria urbana que fueron heredados por las élites locales con la independencia.
Las demás colonias de otros países también intentaron con
mayor o menor éxito restringir y controlar la emigración rural. Con pocas excepciones, los puertos y los centros de transporte coloniales generaron poco valor añadido, industrial o de transformación, que permitiera la creación de empleo o el crecimiento urbano.
En Ciudad de México las clases medias tradicionales hicieron un personaje de Ernesto Uruchurtu, que en su largo mandato como alcalde (1952-1958, 1964-1966) se enfrentó a la marea de pobreza rural que se extendía por la ciudad y que venía provocada por el modelo de crecimiento económico del PRI basado en el carácter céntrico del Distrito Federal. Cuando en 1955 llegó al cargo, miles de campesinos del centro del país se lanzaban todos los meses «en paracaídas» sobre la periferia de la ciudad.
EL DILUVIO
Empujados hacia las ciudades por fuerzas irresistibles, los pobres hicieron valer su «derecho a la ciudad», aunque esto solamente significara un tugurio en las afueras. Por encima del hambre y la deuda, las palancas más efectivas y despiadadas que facilitaron la urbanización informal en las décadas de 1950 y 1960 fueron la guerra civil y la represión.
Desde sus comienzos, esta población de refugiados que encontró acomodo en las áreas urbanas, se encontró dependiendo totalmente de benefactores políticos y corruptas maquinarias de partidos. En consecuencia, tanto en India como en Pakistán, el desarrollo de las áreas urbanas hiperdegradadas estuvo perfectamente sincronizado con los ciclos electorales
En América Latina, la caída de dictaduras creó oportunidades pasajeras para la invasión de tierras y la ocupación; las rivalidades entre partidos y la amenaza revolucionaria fueron oportunidades esporádicas para que los emigrantes urbanos consiguieran tierras e infraestructuras a cambio de votos.
En Ciudad de México la estrategia de crecimiento controlado que llevaba Uruchurtu en su lucha contra asentamientos informales, se mostró finalmente incompatible tanto con las necesidades de mano de obra barata que tenía la industria y la inversión extranjera, como con las demandas de viviendas baratas de los trabajadores.
El PRI cambió la política urbana en la capital, y estableció una agenda de crecimiento rápido en la que toleraba la urbanización pirata en la periferia a cambio de la renovación urbana en el centro
Promesas rotas y sueños robados
Sin embargo, la miseria de las áreas urbanas hiperdegradadas no era el futuro inevitable de las ciudades. A principios de la década de 1960
En Ciudad de México durante los años de mandato de Uruchurtu, se buscaron los servicios de renombrados arquitectos de la Bauhaus como Hannes Meyer, para diseñar viviendas de muchas plantas destinadas a trabajadores sindicados y empleados del Estado, que se podían comparar perfectamente con los modelos del norte de Europa.
Dejando de lado los casos especiales de Hong Kong y Singapur, China ha sido durante las décadas de 1980 y 1990 el único país del Tercer Mundo que ha realizado una inversión importante en la construcción de viviendas dignas, aunque esta «revolución silenciosa» como la califica Richard Kirby queda lejos de cubrir las necesidades de las decenas de millones de campesinos que llegan a las ciudades
En el resto del Tercer Mundo, la sola idea de un Estado intervencionista fuertemente comprometido con la vivienda social y la creación de empleo, parece una alucinación o una broma pesada, habida cuenta de que los gobiernos han renunciado hace mucho tiempo a realizar cualquier esfuerzo serio para combatir la degradación y la marginación urbana.
El insignificante papel de los gobiernos nacionales en la oferta de vivienda se ha visto reforzado por la actual ortodoxia económica neoliberal que definen el FMI y el Banco Mundial. Los Programas de Ajuste Estructural (SAP) que se impusieron a los países deudores a finales de la década de 1970 y durante la siguiente exigían una reducción de los programas estatales y con frecuencia la privatización del mercado de la vivienda.
Mientras tanto, lo que los expertos en la vivienda llaman el «furtivismo» de las clases medias sobre la vivienda pública o subvencionada, se ha convertido en un fenómeno prácticamente universal.
India también muestra la misma tendencia de diferentes maneras. En la década de 1970, por ejemplo, las autoridades municipales y estatales lanzaron un ambicioso plan para crear una ciudad gemela frente a la península donde se sitúa Bombay.
En México, donde durante la década de 1980 el mercado formal de la vivienda proporcionaba poco más de la tercera parte de la demanda, los militares, los funcionarios civiles y los miembros de unos cuantos sindicatos fuertes como los del petróleo, reciben una importante subvención para vivienda, pero a los pobres solamente les llegan las migajas.
Las elites urbanas y las clases medias del Tercer Mundo han tenido un gran éxito en evadirse de los impuestos municipales. Según A. Oberai, de la Organización Internacional del Trabajo, «en la mayoría de los países en vías de desarrollo, los ingresos recaudatorios potenciales del Estado no llegan a producirse.
La lucha contra la degradación se acercó peligrosamente a una batalla por el control de asentamientos y alojamientos y finalmente en una ofensiva contra los pobres mismos
UAM-XOC | SOCIOLOGÍA 11
FASE HISTÓRICA
MAYA ORTEGA MARICRUZ
Reporte 10