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Inmunonutrición Molecular: Enfermedades Adquiridas del Sistema Inmunitario
Inmunonutrición Molecular: Enfermedades Adquiridas del Sistema Inmunitario
El sistema inmunitario es el encargado de la defensa del cuerpo contra microorganismos o cualquier sustancia que pueda activar una respuesta inmunitaria, la cual se define como una reacción a los componentes microbianos y a algunas macromoléculas como las proteínas, polisacáridos y productos químicos que se pueden detectar como extraños; también el propio sistema inmunitario puede reconocer como extraños a componentes del cuerpo y causar enfermedades autoinmunes.
La inmunidad innata se caracteriza por ser más rápida que la adaptativa, es inespecífica, es la primera línea de defensa y tiene una falta de memoria inmunológica.
Los principales componentes son: barreras físicas y químicas, células fagocíticas, células dendríticas y linfocitos natural killer (NK).
La principal diferencia entre la inmunidad innata y la adaptativa es que esta última tiene alta especificidad para distintos tipos de células, mismas que tienen la capacidad de crear memoria para diversos antígenos.
Dos tipos de inmunidad
adaptativa: la humoral y la celular.
La inmunidad humoral está compuesta por secreciones de la mucosa, moléculas de la sangre, anticuerpos y linfocitos B.
La inmunidad humoral es el principal mecanismo de defensa contra microorganismos extracelulares.
La inmunidad celular es mediada por los linfocitos T; es la principal defensa contra microorganismos intracelulaes, como los virus y algunas bacterias, como Chlamydia, ya que al infectar el interior de las células se harán invisibles para los anticuerpos.
A lo largo de las últimas décadas diversos estudios han confirmado que las deficiencias nutricionales alteran la respuesta inmunitaria y conllevan a infecciones se veras y frecuentes que resultan en un aumento en la mortalidad, especialmente en niños.
La desnutrición puede deberse a una ingesta insuficiente de macronutrimentos, por deficiencias en micronutrimentos específicos, vitaminas y minerales, o ambas.
El uso de suplementos solos o combinados estimula la respuesta inmunitaria y puede resultar en un menor número de infecciones, sobre todo en los infantes que presentan bajo peso al nacer, pacientes de edad avanzada y aquellos con desnutrición en estado crítico. Los infantes con bajo peso al nacer tienen una alteración prolongada de la inmunidad celula.,
Existen cuatro situaciones que pueden ocurrir con relación a la ingesta de un nutrimento y la función inmunitaria.
En la ingesta del nutrimento es donde ocurre la máxima
respuesta inmunitaria y la ingesta ligeramente superior a la recomendada no altera la función inmunitaria.
La ingesta recomendada está por debajo de la ingesta en la que ocurre la respuesta inmunitaria máxima, y la ingesta ligeramente superior a la recomendada no altera la respuesta inmunitaria
En la ingesta recomendada del nutrimento ocurre la res-
puesta inmunitaria máxima, y la ingesta ligeramente superior a la recomendada altera la función inmunitaria.
La ingesta recomendada está por debajo de aquella en la
que ocurre la respuesta inmunitaria máxima, y la ingesta ligeramente superior a la recomendada deteriora la función inmunitaria.
VITAMINA D:
La principal función que se atribuía a esta vitamina era sobre el metabolismo del calcio, ya que promueve su absorción en el intestino, su reabsorción en el hueso y la diferenciación de osteoclastos.
Entre 6 y 47% de la vitamina D proviene de la dieta y de los suplementos.
La inmunodulación que posee la vitamina D estimula a inmunidad innata y la adaptativa.
VITAMINA A:
La vitamina A y los b-carotenos confieren protección contra las infecciones. El metabolito activo de la vitamina A es el ácido retinoico (RA), el cual necesita la oxidación intracelular del retinol al ácido retinoico, el cual es un factor esencial en el desarrollo y la regulación del sistema inmunitario.
La deficiencia de vitamina A se asocia al incremento del riesgo de morbimortalidad por una alteración en respuesta a las infecciones diarreicas, debido a que la vitamina A es necesaria para el mantenimiento de la integridad intestinal.
VITAMINA E:
Es un antioxidante que elimina los radicales libres formados por las reacciones redox en el cuerpo; al ser una vitamina liposoluble tiene actividad antioxidante en las membranas de todas las células, además, es uno de los compuestos más efectivos para la ruptura de cadenas.
Las células inmunitarias se benefician de la vitamina E debido a que están formadas por grandes cantidades de ácidos grasos poliinsaturados y tienen un riesgo alto de daño por oxidación; la deficiencia de vitamina E promueve que los radicales libres dañen la membrana y esto condiciona la capacidad de las células a responder contra los patógenos.
La deficiencia de esta vitamina debilita la respuesta de la inmunidad humoral y celular.
VITAMINA C:
Es un importante antioxidante cuyas fuentes exógenas son frutas y verduras frescas. Estudios recientes con ratones han mostrado que aparte de la función como antioxidante, tiene efectos sobre el sistema inmunitario, principalmente en la respuesta de los linfocitos TH1 y en la supresión de los linfocitos TH2.
CINC:
El cinc es un oligoelemento metálico dietético que tiene un papel de vital importancia en la estructura de las membranas celulares y en la función de las células del sistema inmunitario. Es indispensable para la actividad de cientos de enzimas asociadas con el metabolismo de carbohidratos, síntesis y degradación de proteínas, síntesis de ácidos nucleicos, biosíntesis del grupo hemo y transporte de dióxido de carbono (CO2).
SELENIO:
El selenio (Se) es ubicuo en la Tierra y se incorpora en la dieta mediante fuentes vegetales y animales; esta ingesta dietética varía dependiendo de la región geográfica. Una deficiencia en selenio evidente es rara y se limita a ciertas regiones geográficas en China.