El carbono tiene la capacidad de compartir cuatro electrones de valencia y formar cuatro enlaces covalentes fuertes; además, los átomos de carbono se pueden unir entre ellos y formar largas cadenas y anillos. Pero a diferencia de todos los demás elementos, el carbono puede formar una gran variedad de compuestos, ya sean desde los más sencillos, hasta los más complejos, por ejemplo: desde el metano, con un átomo de carbono, hasta el ácido desoxirribonucleico (ADN), que contiene más de 100 centenas de millones de carbonos.1