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4to: Honra a tu padre y a tu madre. (Autoridades civiles (El deber de los…
4to: Honra a tu padre y a tu madre.
Significado
Indica el orden de la caridad. Debemos honrar a nuestros padres después de Dios dado que nos dieron la vida y el conocimiento de Él.
Se dirige a los hijos en sus relaciones con sus padres, porque esta relación es la más universal, exige honor, afecto y reconocimiento a los antepasados y habla sobre los deberes de los alumnos respecto a los maestros.
LLeva consigo una recompensa: "[...] para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar.”
Familia
Las relaciones en el seno de la familia entrañan una afinidad de sentimientos, afectos e intereses que provienen sobre todo del mutuo respeto de las personas.
Un hombre y una mujer unidos en matrimonio forman con sus hijos una familia. El amor de los esposos y la generación de los hijos establecen entre los miembros de una familia relaciones, responsabilidades y un fin común.
La familia cristiana es una comunión de personas, reflejo e imagen de la comunión del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo.
Los miembros de la familia son personas iguales en dignidad.
Familia y sociedad
La familia es la célula original de la vida social. Es la sociedad natural en que el hombre y la mujer son llamados al don del amor y la vida, es fundamento de la libertad, de la seguridad, de la fraternidad en el seno de la sociedad.
La familia enseña sobre: el cuidado y la responsabilidad respecto de los pequeños y mayores, de los enfermos o disminuidos, y de los pobres y la ayuda entre familias mediante medidas sociales apropiadas.
El cuarto mandamiento ilumina las demás relaciones en la sociedad. Nuestras relaciones con el prójimo se deben reconocer como pertenecientes al orden personal. Todos merecen atención y respeto
Gobernar las comunidades humanas bien significa garantizar los derechos y el cumplimiento de deberes, promover las justas relaciones entre patrones y empleados, gobernantes y ciudadanos y aplicar la benevolencia natural conforme a la dignidad, justicia y fraternidad.
Deberes
Padres-Hijos
Los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos. Testimonian esta responsabilidad ante todo por la creación de un hogar, donde la ternura, el perdón, el respeto, la fidelidad y el servicio desinteresado son norma.
La familia es un lugar apropiado para la educación de las virtudes.
Cuando llegan a la edad correspondiente, los hijos tienen el deber y el derecho de elegir su profesión y su estado de vida, en una relación de confianza con sus padres, quienes deben cuidar de no presionar a sus hijos ni en la elección de una profesión ni en la de su futuro cónyuge.
Los padres deben mirar a sus hijos como a hijos de Dios y respetarlos, al igual que educarlos en el cumplimiento de la ley de Dios desde la infancia, mostrándose ellos mismos obedientes a ella.
Sabiendo reconocer ante sus hijos sus propios defectos, los padres se hacen más aptos para guiarlos y corregirlos.
Hijos-Padres
El respeto filial se expresa en la docilidad y la obediencia verdaderas.
El cuarto mandamiento recuerda a los hijos mayores de edad sus responsabilidades para con los padres. En la medida en que ellos pueden, deben prestarles ayuda material y moral en los años de vejez y durante sus enfermedades, y en momentos de soledad o de abatimiento.
La paternidad divina es la fuente de la paternidad humana, por lo que se exige respeto y honor a los padres, quienes nos dieron los dones de la vida y el crecimiento mediante su amor y su trabajo.
Autoridades civiles
El deber de los ciudadanos es cooperar con la autoridad civil al bien de la sociedad, pero, si la autoridad pública, excediéndose en sus competencias, oprime a los ciudadanos y se opone a la ley moral, les es lícito defender sus derechos.
Los que ejercen una autoridad deben ejercerla como un servicio, regulado por su origen divino, su naturaleza racional y su objeto específico, promoviendo la dignidad de las personas y respetando los derechos fundamentales de la persona humana, según las exigencias del bien común.
El cuarto mandamiento ordena honrar a todos los que, para nuestro bien, han recibido de Dios una autoridad en la sociedad.
La resistencia a la opresión sólo puede recurrir a las armas si hay violaciones ciertas, graves y prolongadas de los derechos fundamentales, después de haber agotado todos los otros recursos, sin provocar desórdenes peores y sólo cuando haya esperanza de éxito.
La Iglesia respeta y promueve también la libertad y la responsabilidad política de los ciudadanos y puede emitir un juicio moral incluso sobre cosas que afectan al orden político cuando lo exijan los derechos fundamentales de la persona o la salvación de las almas.